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¿Qué hace un hombre con una sardina en la cabeza?
Una desopilante historia de Raúl Guridi.
Jugá con el lenguaje visual y el escrito para dar forma a la narración.
Objetivo del juego
Crear y contar una historia que explique, aclare o describa qué hace un hombre con una sardina en la cabeza.
Edad sugerida: De 6 a 99 años
Participantes: De 1 a 6 jugadores
Tiempo estimado: De 20 a 40 minutos
Jugabilidad: 3 modos de juego
Todo comenzó en un encuentro casual con el viejo capitán Sargazo. Iba por la calle solo, tambaleándose a babor y a estribor y topándose con todo lo que
se le interponía en el camino. Al cruzarse conmigo me tomó del brazo con fuerza y me enseñó un mapa gastado y medio roto, con dibujos y frases sin
sentido que llenaban cada pliego. Después, sin venir a cuento, rompió a reír, me dejó el mapa y se despidió gritando al viento: “¡Y así fue como terminé con una sardina en la cabeza!”
Desde entonces he tenido tiempo de observar muchas veces esa vieja carta náutica, y siempre he sentido curiosidad por saber lo que signicaban, y qué
sentido tenían esas frases y dibujos y, claro está, qué relación tendrían con una sardina en la cabeza de un hombre.
A lo mejor ustedes son capaces de encontrar el sentido a este relato... O no.
¿Qué hace un hombre con una sardina en la cabeza?
Una desopilante historia de Raúl Guridi.
Jugá con el lenguaje visual y el escrito para dar forma a la narración.
Objetivo del juego
Crear y contar una historia que explique, aclare o describa qué hace un hombre con una sardina en la cabeza.
Edad sugerida: De 6 a 99 años
Participantes: De 1 a 6 jugadores
Tiempo estimado: De 20 a 40 minutos
Jugabilidad: 3 modos de juego
Todo comenzó en un encuentro casual con el viejo capitán Sargazo. Iba por la calle solo, tambaleándose a babor y a estribor y topándose con todo lo que
se le interponía en el camino. Al cruzarse conmigo me tomó del brazo con fuerza y me enseñó un mapa gastado y medio roto, con dibujos y frases sin
sentido que llenaban cada pliego. Después, sin venir a cuento, rompió a reír, me dejó el mapa y se despidió gritando al viento: “¡Y así fue como terminé con una sardina en la cabeza!”
Desde entonces he tenido tiempo de observar muchas veces esa vieja carta náutica, y siempre he sentido curiosidad por saber lo que signicaban, y qué
sentido tenían esas frases y dibujos y, claro está, qué relación tendrían con una sardina en la cabeza de un hombre.
A lo mejor ustedes son capaces de encontrar el sentido a este relato... O no.